Los Premios Príncipe de Asturias reunen a víctimas del Holocausto nazi en Oviedo
Mazaltov Behar Mordoh, griega, anciana, entrañable. Su tímido aspecto no hace presagiar lo que esta señora ha vivido. Nació en Salónica, en una familia acomodada, ¿su desgracia? Ser judía. La guerra estalló y también su pesadilla. Fue víctima directa de los campos de exterminio nazis. Soportó el genocidio en Auschwitz y aún hoy no sabe cómo pudo sobrevivir. “Seleccionaron a varias muchachas judías, jóvenes, sanas y vírgenes, para ensayar sus macabros experimentos científicos. Yo fui una de ellas. Tenía 19 años”, nos explica, “querían encontrar un método de esterilización para los judíos, y probaban con nosotras. Me quemaron un ovario con radiación y de resultas me dañaron también el riñón”. Tras estas palabras su actitud cambia, la vemos niña de nuevo, indefensa y asustada, su tono de voz lo refleja, “la recuperación fue lo peor, me pasaba los días vomitando y con grandes dolores, nadie me ayudaba. Cuando me recuperé idearon otra estrategia, el Dr Horst Schuman quería vaciarme por completo. Por trabajo, le encargó la operación a un anciano médico judío, esa fue mi salvación”, su voz se entrecorta, “le pedí por favor que no lo hiciera, y me escuchó. Me extirpó el ovario dañado y me cerró. Los nazis se enteraron y lo mataron por ello” emocionada nos confiesa, “hoy tengo un hijo gracias a él y lleva su nombre, Samuel”. Así nos cuenta Mazaltov Behar su tragedia junto con otros tres supervivientes del Holocausto.
El pasado día 25 de octubre, se celebró en Oviedo, un encuentro con representantes del Museo de la Memoria del Holocausto de Jerusalén (Yad Vashem), víctimas del mismo y un representante de los denominados “Justos entre las Naciones”. El acto se produjo con motivo de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, el día 26 de octubre, en los que este Museo resultó galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2007.
Los testimonios escuchados en Oviedo nos hablan de tragedias humanas casi inimaginables. Anna Rzechte junto a su esposo Zygmundt Rotter Fleischer se conocieron en París. Puede parecer el comienzo de una historia de amor, pero fue el final de una pesadilla. Los dos estaban solos y sus familias habían perecido en campos de exterminio. Anna se escapó a los 13 años del ghetto de Varsovia, “se llevaron a mi madre y me quedé sola, aproveché un descuido de los guardas y me escapé. Pasé la guerra viajando entre el campo y la ciudad, escondida y renegando de mi fe, nadie sabía que yo era judía”.
Zygmundt suelta la frase como una bomba, “soy el número 610 de la lista de Schindler”, este anciano polaco trabajó para él en una de sus fábricas en Cracovia reparando correas y en la prensa hidráulica; luego en Checoslovaquia hasta el final de la guerra. Óscar Schindler, más conocido por la famosa película, y cuya lista sirvió de salvaguarda a cientos de judíos es hoy uno de los “Justos entre las Naciones”, así se denomina a los no judíos que arriesgaron sus vidas para salvar a los judíos.
Jaime Vándor protagoniza el último de los testimonios. Recreamos de la mano del niño judío que fue, hoy convertido en catedrático de filología en la Universidad de Barcelona, el hacinamiento en Viena, de decenas de familias en las casas protegidas por las naciones neutrales al conflicto, entre las que se encontraba España. “Gracias al zaragozano Ángel Sanz Briz, diplomático español durante el conflicto, mi madre, mi hermano, yo y decenas de familias judías pudimos salvarnos del exterminio”
En el encuentro, los representantes del Museo explicaron la importancia que constituye el rescate de la memoria de las víctimas del Holocausto y el papel que desarrolla el Museo en la investigación histórica de unos acontecimientos no tan lejanos en el tiempo. Por su parte, los sobrevivientes dieron testimonio, con emoción palpable, del sufrimiento y de las atrocidades que pasaron, ellos y seis millones de judíos más, durante la II Guerra Mundial. Igualmente el Yad Vashem rememora el heroísmo y la resistencia de los partisanos judíos de los guetos, así como las acciones de los Justos entre las Naciones.
En noviembre de 1995, se inauguraron las nuevas instalaciones del Museo, más modernas y actualizadas que incluyen además, la exposición detallada de un sinfín de testimonios y objetos personales que lograron sobrevivir; también es un museo dinámico que integra una Escuela Internacional para el estudio del Holocausto, una biblioteca especializada en documentos de este drama histórico, y un Centro de Investigación del Holocausto que atrae a importantes investigadores internacionales.
En la celebración de los Premios Príncipe de Asturias de este año, la Fundación Príncipe de Asturias reconoce la importante labor que está realizando esta institución, y le concede el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia al Museo del Holocausto de Jerusalén, por ser recuerdo vivo de una gran tragedia histórica, y por su tenaz labor para promover, entre las actuales y futuras generaciones, y desde la memoria, la superación del odio, del racismo y de la intolerancia.
El Holocausto y Yad Vashem
El pasado día 25 de octubre, se celebró en Oviedo, un encuentro con representantes del Museo de la Memoria del Holocausto de Jerusalén (Yad Vashem), víctimas del mismo y un representante de los denominados “Justos entre las Naciones”. El acto se produjo con motivo de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, el día 26 de octubre, en los que este Museo resultó galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2007.
Los testimonios escuchados en Oviedo nos hablan de tragedias humanas casi inimaginables. Anna Rzechte junto a su esposo Zygmundt Rotter Fleischer se conocieron en París. Puede parecer el comienzo de una historia de amor, pero fue el final de una pesadilla. Los dos estaban solos y sus familias habían perecido en campos de exterminio. Anna se escapó a los 13 años del ghetto de Varsovia, “se llevaron a mi madre y me quedé sola, aproveché un descuido de los guardas y me escapé. Pasé la guerra viajando entre el campo y la ciudad, escondida y renegando de mi fe, nadie sabía que yo era judía”.
Zygmundt suelta la frase como una bomba, “soy el número 610 de la lista de Schindler”, este anciano polaco trabajó para él en una de sus fábricas en Cracovia reparando correas y en la prensa hidráulica; luego en Checoslovaquia hasta el final de la guerra. Óscar Schindler, más conocido por la famosa película, y cuya lista sirvió de salvaguarda a cientos de judíos es hoy uno de los “Justos entre las Naciones”, así se denomina a los no judíos que arriesgaron sus vidas para salvar a los judíos.
Jaime Vándor protagoniza el último de los testimonios. Recreamos de la mano del niño judío que fue, hoy convertido en catedrático de filología en la Universidad de Barcelona, el hacinamiento en Viena, de decenas de familias en las casas protegidas por las naciones neutrales al conflicto, entre las que se encontraba España. “Gracias al zaragozano Ángel Sanz Briz, diplomático español durante el conflicto, mi madre, mi hermano, yo y decenas de familias judías pudimos salvarnos del exterminio”
En el encuentro, los representantes del Museo explicaron la importancia que constituye el rescate de la memoria de las víctimas del Holocausto y el papel que desarrolla el Museo en la investigación histórica de unos acontecimientos no tan lejanos en el tiempo. Por su parte, los sobrevivientes dieron testimonio, con emoción palpable, del sufrimiento y de las atrocidades que pasaron, ellos y seis millones de judíos más, durante la II Guerra Mundial. Igualmente el Yad Vashem rememora el heroísmo y la resistencia de los partisanos judíos de los guetos, así como las acciones de los Justos entre las Naciones.
En noviembre de 1995, se inauguraron las nuevas instalaciones del Museo, más modernas y actualizadas que incluyen además, la exposición detallada de un sinfín de testimonios y objetos personales que lograron sobrevivir; también es un museo dinámico que integra una Escuela Internacional para el estudio del Holocausto, una biblioteca especializada en documentos de este drama histórico, y un Centro de Investigación del Holocausto que atrae a importantes investigadores internacionales.
En la celebración de los Premios Príncipe de Asturias de este año, la Fundación Príncipe de Asturias reconoce la importante labor que está realizando esta institución, y le concede el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia al Museo del Holocausto de Jerusalén, por ser recuerdo vivo de una gran tragedia histórica, y por su tenaz labor para promover, entre las actuales y futuras generaciones, y desde la memoria, la superación del odio, del racismo y de la intolerancia.
El Holocausto y Yad Vashem
El Holocausto, es decir, el asesinato de aproximadamente seis millones de judíos por los nazis y sus colaboradores entre la invasión alemana de la Unión Soviética en el verano de 1941 y el final de la guerra en Europa en mayo de 1945, fue al mismo tiempo consecuencia y objetivo de la incomprensible política nazi que pretendía acabar con todo vestigio de la raza judía en sus dominios. La persecución de los judíos comenzó con el ascenso de Hitler al poder en enero de 1933, y aunque no fueron las únicas víctimas del régimen, si constituyeron el único grupo que los nazis quisieron destruir totalmente.
Tras la guerra los judíos supervivientes se dispersaron por el mundo en una segunda diáspora y fue creciendo poco a poco la voluntad de crear una institución que perpetuara la memoria de las víctimas, con el fin de eliminar el odio, el racismo y la intolerancia de futuras generaciones. En este contexto nace en 1953 Yad Vashem, más conocido como Museo del Holocausto de Jerusalén, que sirvió de germen para la creación de numerosos museos dedicados a esta temática en todo el mundo.
Tras la guerra los judíos supervivientes se dispersaron por el mundo en una segunda diáspora y fue creciendo poco a poco la voluntad de crear una institución que perpetuara la memoria de las víctimas, con el fin de eliminar el odio, el racismo y la intolerancia de futuras generaciones. En este contexto nace en 1953 Yad Vashem, más conocido como Museo del Holocausto de Jerusalén, que sirvió de germen para la creación de numerosos museos dedicados a esta temática en todo el mundo.
1 comentario:
Anda que...estuvimos a punto de llorar como madalenones ese día. Me ha gustado mucho el reportaje.
bss
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