María Ordovás Martínez
“El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca”. El filósofo alemán Inmanuel Kant nos daba esta máxima allá por el siglo XVIII, pero podemos extrapolarla tranquilamente a nuestros días.
Otra frase, menos literaria pero igual de contundente: los estudiantes españoles suspenden en el informe PISA de este año sobre la calidad del sistema educativo europeo. Por lo visto cada año nuestros jóvenes estudiantes de Secundaria aprenden menos. ¿Será que el Cola-Cao está adulterado? ¿O puede ser que nuestros profesores sean unos incapaces integrales? Permítanme que lo dude.
Esta noticia me ha hecho a recordar ese inquietante libro de Aldoux Huxley, Un mundo feliz, donde un Gran Hermano menos mediático que el que conocemos daba descargas eléctricas a los niños pequeños cada vez que cogían un libro. Por eso de la acción-reacción. Los niños se convertían en adultos ignorantes; en una mole uniforme, dirigida y alienada de pensamiento único. Descorazonador.
Sin embargo, a raíz del informe PISA podemos pensar que Huxley no imaginó un mundo tan imposible después de todo. Hemos descubierto un método mejor para alejar a los adolescentes de cualquier tipo de curiosidad por el conocimiento, y encima sin causar dolor físico. Nuestra propia apatía.
Puede que el sistema educativo español necesite una reforma, puede que los profesores cojan la baja por depresión una vez al año, puede que los padres castiguen los suspensos de sus hijos quitándoles la “play” durante las navidades, pero todo será ir remendando un jersey viejo hasta que no encontremos sitio por el que meter la aguja.
El problema base es nuestro, y digo nuestro como parte integrante de un todo que es esta sociedad en que vivimos. No es algo que tenga que solucionar sólo el gobierno, ni los padres, ni los profesores. Es una cuestión global en la que debemos implicarnos todos. Predicar con el ejemplo se dice. Fomentar y acudir a las actividades culturales, interesarse por las artes, la literatura, la actualidad, el mundo fuera de nuestras fronteras. En definitiva, incentivar la curiosidad. Hay un proverbio danés que dice “a quien teme preguntar, le avergüenza aprender” quizá por eso los daneses han salido mejor parados en el informe PISA.
Otra frase, menos literaria pero igual de contundente: los estudiantes españoles suspenden en el informe PISA de este año sobre la calidad del sistema educativo europeo. Por lo visto cada año nuestros jóvenes estudiantes de Secundaria aprenden menos. ¿Será que el Cola-Cao está adulterado? ¿O puede ser que nuestros profesores sean unos incapaces integrales? Permítanme que lo dude.
Esta noticia me ha hecho a recordar ese inquietante libro de Aldoux Huxley, Un mundo feliz, donde un Gran Hermano menos mediático que el que conocemos daba descargas eléctricas a los niños pequeños cada vez que cogían un libro. Por eso de la acción-reacción. Los niños se convertían en adultos ignorantes; en una mole uniforme, dirigida y alienada de pensamiento único. Descorazonador.
Sin embargo, a raíz del informe PISA podemos pensar que Huxley no imaginó un mundo tan imposible después de todo. Hemos descubierto un método mejor para alejar a los adolescentes de cualquier tipo de curiosidad por el conocimiento, y encima sin causar dolor físico. Nuestra propia apatía.
Puede que el sistema educativo español necesite una reforma, puede que los profesores cojan la baja por depresión una vez al año, puede que los padres castiguen los suspensos de sus hijos quitándoles la “play” durante las navidades, pero todo será ir remendando un jersey viejo hasta que no encontremos sitio por el que meter la aguja.
El problema base es nuestro, y digo nuestro como parte integrante de un todo que es esta sociedad en que vivimos. No es algo que tenga que solucionar sólo el gobierno, ni los padres, ni los profesores. Es una cuestión global en la que debemos implicarnos todos. Predicar con el ejemplo se dice. Fomentar y acudir a las actividades culturales, interesarse por las artes, la literatura, la actualidad, el mundo fuera de nuestras fronteras. En definitiva, incentivar la curiosidad. Hay un proverbio danés que dice “a quien teme preguntar, le avergüenza aprender” quizá por eso los daneses han salido mejor parados en el informe PISA.
1 comentario:
La culpa es del sistema educativo que es demasiado permisivo. Intentan ser ante todo colegas de los alumnos, cambiar el curriculum para adecuarlo a los gustos de los alumnos y a las nuevas tecnologías. Pero la escuela nunca ha tenido por objetivo ser algo lúdico, la cosa es aprender, cuanto más se diviertan mejor claro, pero tampoco estamos hablando de una fiesta que cuanto mas divertida más gente ira. NO,yo desde pequeña aprendí, que me gustase o no, al colegio, al instituto, había que ir.
Ahora son los alumnos quienes tienen el control sobre los profesores... algo está fallando
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