Caminante no hay camino...

" Amo los mundos sutiles
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana volar,
bajo el cielo azul temblar,
súbitamente quebrarse".

De Madrid a Barcelona en apenas cuatro días. He cambiado la España cañí por la cosmopólita capital del condado, aunque sólo por ver el mar.

Y la primavera no llega, por mucho que algunas firmas de moda se empeñen en hacérnoslo creer. Eso si, el barrio gótico de la villa guarda muy bien la temperatura. Calles estrechas, muros romanos, plaza de las palmeras, bares con encanto..y además he practicado idiomas.

Gaudí y su catedral siguen inacabados, pero impresionan sus casas, calaveras, huesos y figuras naturalistas. Otra catedral, esta integrada en la naturaleza, muestra su simbolismo en un parque lleno de cúpulas doradas y bóvedas que asemejan bosques. Y allí como sacerdotes consagrando ostias, los artistas callejeros esculpen mundos transparentes..