miércoles, 21 de noviembre de 2007

ME QUEJO


por María Ordovás

Parece ser que van a subir el precio del billete de autobús urbano. Noventa céntimos no es una cifra que se note especialmente en el bolsillo diario de los usuarios, pero si esta subida de diez céntimos no se ve acompañada de una mejora en el servicio, puede crispar los nervios a más de uno.
Lo que no es normal en una ciudad en continua expansión, (con la ya próxima expo, el ave y el tranvía), es que el servicio de transporte urbano tenga las enormes carencias en cuanto a frecuencias y vehículos que tiene el de Zaragoza. Que tengamos que esperar una media hora bajo la marquesina aguantando el cierzo cortante, ya hasta nos parece normal, tan acostumbrados estamos.
Este periodo de espera va aumentando cada vez más. Nos encontramos impotentes en la parada viendo cómo pasan autobuses llenos sin parar o sin abrir las puertas; cuando no pasa alguno sin servicio, lo que incrementa nuestro estado de frustración.
¿Qué hacemos entonces? ¿tele-trasportarnos a nuestro destino? Desde luego ahorraríamos algo, y no sólo tiempo.

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